La principal premisa de este proyecto era crear un ambiente fresco y desenfadado en un entorno idílico integrando nuestra intervención en la playa y la vegetación autóctona.
Evocando el verano y la esencia mallorquina, la paleta de colores se compone de tonos suaves, cálidos y con pequeños puntos de color, aportando dinamismo y personalidad propia al diseño. Además, la cromática elegida se complementa con el uso de rafias, bambú y maderas naturales.